Querer no siempre es poder...

Hoy es el día grande de Zaragoza, en el cual cientos de miles de personas se desplazan hasta la capital de Ebro para ofrecer flores a la Virgen del Pilar. No estoy aquí para contar en que consiste ese día, sino para explicaros lo especial que es para mi. Siempre me hizo ilusión pasar por la ofrenda, nunca lo he hecho de baturra, pero si que lo he hecho varias veces con el maravilloso dance de mi pueblo. Hace dos años mi salud me lo impedía, así que la ofrenda se vino a la habitación de aquel hospital, ya que recibimos yo y mi madre flores por parte de mi padre y familia. No pude pasar a la ofrenda y lo sentí mucho, no quise preocuparme ya que no es que no quisiera pasar, sino que no podía. El año pasado pude pasar y he de confesar que lo hice emocionada, solo por el mero hecho de ESTAR AHÍ, un año después de todo aquello y era entonces cuando si me lo permitía mi salud. El momento en que la música sonaba y había que salir, los pelillos se me ponían de punta. Esto, da igual como lo cuente... hay que estar ahí y sentirlo como lo siento yo para saber lo que verdaderamente se siente. Hoy, dos años después estoy ahí, pasando la ofrenda, danzando... Es para mi algo mágico, especial, maravilloso... me hace sentir feliz el poder estar ahí haciendo algo que me gusta y que no puedo hacer en fechas especiales de mi pueblo. Hoy me quiero dar este capricho, de danzar al son de la música y dejarme llevar por ella, dando cada paso hasta llegar a esa especial plaza del Pilar.

Foto del Pilar 2011.