martes, 3 de julio de 2012
Como zaragocista, debuté en nuestro estadio el 14 de enero. Las cosas no pintaban bien; estábamos a un paso de la segunda división y todo el mundo nos daba por muertos. Esperaba una afición cabreada. Sin embargo, la Romareda me recibió con gran cariño, no dejaron de animar, bueno, también nos dedicaron algunos pitos, pero; ¿quién puede culparles? Aquel día empatamos. Hicimos de todo para ganar, pero la pelota no quiso entrar. Algo muy frustrante. En el vestuario, los jugadores se veían desanimados, pero yo estaba eufórico. Les dije: "chicos, allá fuera no se han rendido, nuestra afición cree de verdad en la camiseta y en el león de su escudo, saben como echarle huevos, tienen carácter, no quiero que ganéis por ellos", les dije, "quiero que os inspiréis en ellos." Por eso vamos a construir un monumento con todos los nombres de nuestros abonados del Real Zaragoza. Si, todos. Las 23.000 almas que hay ahora y la que vendrán. Irá justo aquí, en el lugar donde se siente latir a la afición antes de salir al campo. El corazón de la Romareda. Así, antes de cada partido, los jugadores podrán extender la mano, y si necesitan fuerza, recogerla de nuestra afición.
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1 comentario:
la verdad que si lo hacen es un bonito detalle todos los nombres escritos en la pared,ya te veo buscando el tuyo jejejejeje.No se de quien habrá sido la idea pero pa mi a triunfado
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